Niccole Daniela Petrel Marín es una de esas personas que con cada paso que da, inspira a quienes la rodean. Egresada del programa de Diseño de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes, su historia es un testimonio del poder transformador de la educación y el impacto que puede tener el apoyo financiero para alcanzar los sueños.
Nacida y criada en Bogotá, Daniela también pasó una temporada de su vida en Guaduas, un pequeño pueblo en Cundinamarca. Creció en una familia de primeros profesionales, donde sus padres le inculcaron una idea clara: "todo lo que se hace se debe poner al servicio de los demás". Esta convicción, que lleva en su corazón desde niña, la guio en cada decisión importante, desde su elección de carrera hasta su enfoque en la vida profesional.
El diseño no fue una elección evidente desde el principio. Como muchos jóvenes, Niccole se encontró explorando diversos intereses sin una dirección clara. Fue el relato de otra estudiante de Diseño de la Universidad de los Andes lo que encendió en ella una chispa. Esa conversación le mostró las infinitas posibilidades que el Diseño ofrecía y, esa misma noche, tomó la decisión de inscribirse en la universidad. Así comenzó su camino en Uniandes, un lugar que cambiaría su vida.
Gracias a que fue parte de los mejores ICFES del país, Daniela tuvo la oportunidad de estudiar becada en Uniandes. Recuerda con emoción el momento en que se enteró de que había sido seleccionada: "Sentí que todos los pensamientos que tenía en ese momento se esfumaron y que tenía todo en el mundo". Esa beca no solo le abrió las puertas a una educación de primer nivel, sino que también amplió su visión de lo que era posible para ella y su comunidad.
Durante su tiempo en la Universidad, esta Uniandina abrazó la diversidad de experiencias y personas que conoció. Al principio, cargaba con el miedo de ser juzgada por ser auténtica, pero en la universidad encontró un espacio donde pudo ser ella misma sin temor: "Uniandes me permitió explorar tantos caminos que nunca me sentí perdida ni cohibida". Esta libertad le dio la posibilidad de descubrir quién quería ser, tanto a nivel personal como profesional, y la llevó a involucrarse en proyectos con un profundo impacto social.
Uno de esos proyectos fue durante su opción académica en Psicología Social, donde trabajó con comunidades campesinas. A través del diseño, ayudó a proponer soluciones que respondieran a las necesidades de quienes trabajan la tierra, una experiencia que la marcó profundamente y que reafirmó su compromiso con utilizar sus habilidades para transformar realidades.
Hoy, Daniela trabaja como Diseñadora de Experiencia y Comunicación en la misma universidad que le abrió las puertas. Para ella, es una manera de retribuir a la institución que le dio tanto. Además, lidera un proyecto que busca involucrar a jóvenes en contextos vulnerables en actividades académicas, motivándolos a seguir sus sueños y cambiar sus realidades: "Siempre supe que quería devolverle un poco a Uniandes, que me dio tanto".
Niccole es un ejemplo vivo de cómo la educación puede no solo transformar la vida de una persona, sino también la de su familia y comunidad. Para los jóvenes de su entorno, ahora la posibilidad de estudiar en una universidad como Los Andes ya no parece inalcanzable.
Su historia es una invitación a soñar en grande, a creer que, con esfuerzo y dedicación, los límites se pueden superar. Y, sobre todo, es un recordatorio de que la educación tiene el poder de abrir puertas que nunca imaginamos posibles.